martes, 28 de abril de 2009

Gestión de empresas familiares: Factor clave para el desarrollo local


El mundo de la pequeña y mediana empresa (pyme) es un campo vagamente conocido para muchas personas, sobre todo, para aquellas que tienen bajo su responsabilidad la formulación de políticas de apoyo para el sector. Existen mitos que afectan la toma de decisiones de estas personas, sin embargo, existe un elemento aún más preocupante, y es que algunos propietarios de pequeñas empresas conservan sus propios mitos, el mayor de ellos es que creen que sus problemas son provocados por la falta de crédito y a veces incluso, piensan que es su único problema. Estudios han revelado que no es así, el problema radica principalmente en una Gestión Deficiente.

Estos mismos estudios sobre la Pyme citan con frecuencia problemas como: La caída de las ventas, la disminución de la rentabilidad, el retraso en los pagos de los clientes, entre otros. Sólo la mitad de las empresas persiguen una estrategia de especialización que busca afianzar o expandir la presencia en el mercado de sus productos tradicionales. La estrategia de especialización es más frecuente entre la Pyme de más de 500 empleados.

La Empresa Familiar

El concepto de empresa familiar suele asociarse con el de pequeñas empresas, aunque esto no sea del todo cierto, las empresas familiares forman parte del "club de pequeñas, medianas o grandes empresas", por lo que tienen los mismos problemas y padecimientos de la pyme, y cuidado sino más.

La empresa familiar tiene como grandes ventajas la simplificación, la velocidad, la confianza y el acuerdo entre los socios, pero también padece un alto nivel de exigencias económicas que requieren sus socios.

En esencia, la empresa familiar es un sistema de tres círculos, donde se superponen (total o parcialmente) la empresa, la familia y la gestión empresarial.

Los problemas de gestión que se presentan en una empresa familiar son algo diferentes de los mismos problemas en una empresa no familiar. Cuando familiares cercanos trabajan juntos, a menudo las emociones interfieren con las decisiones de negocios.

En ciertas empresas familiares, el control de las operaciones diarias es un problema. En otras, el problema está en la constante rotación de personal entre quienes no pertenecen a la familia. Otras empresas sufren porque algunos de los familiares no desean reinvertir las ganancias en la empresa, lo cual impide el crecimiento del negocio.

La presente publicación aborda ese tipo de problemas desde el punto de vista del miembro de la familia que gestiona la empresa. Ofrece sugerencias que le ayudarán a lograr una gestión eficaz y rentable.

La persona que invierte su propio dinero y opera su propia empresa aprecia su independencia. “Es mi empresa”, se dicen tanto en los buenos como en los malos tiempos.

Sin embargo, deben decir “es nuestra empresa” cuando se trata de una empresa familiar. Los conflictos a veces abundan debido a que los miembros de la familia ven la empresa desde puntos de vista diferentes.

Los familiares que son socios comanditarios, accionistas y directores sólo ven gastos cuando deben considerar los gastos de capital, el crecimiento y otras cuestiones fundamentales de la empresa. Los familiares que participan en las operaciones diarias juzgan esas cuestiones fundamentales desde el punto de vista de la producción, de las ventas y del personal necesario para el éxito de la empresa. Está claro que, en muchos casos, esos puntos de vista divergentes podrán chocar entre sí.

Esa proclividad natural al conflicto puede verse agravada por familiares que no tienen talento para las cuestiones de finanzas o de gestión. A veces son los descendientes ineptos de los fundadores de la empresa – hijos e hijas que carecen de capacidad para los negocios – y otras veces son suegros o cuñados a los que hay que dar un empleo independientemente de su habilidad o de las necesidades de la empresa.

Básicamente, los problemas de gestión que enfrenta el gestionario de una empresa familiar son los mismos que se presentan al propietario que gestiona una microempresa. Sin embargo, el trabajo del "gestionario de la familia" se ve complicado porque primero debe conciliar a los familiares con la realidad de la plaza de mercado, de la fábrica y de la contaduría

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