domingo, 5 de julio de 2009

Viabilidad de la solidaridad organizacional como herramienta de supervivencia en la realidad actual


En todas las organizaciones existen controles: de tiempo pasado en el trabajo, de rendimiento, de resultados, informes de gastos, auditorías… Es algo normal, y a casi nadie le extraña que esto suceda. Al fin y al cabo, en estructuras complejas es necesario contar con mecanismos que sirvan para conocer si todo funciona como debería… o no.

Este control, además, es cada vez más sencillo: casi todos los datos e información con los que trabajamos son digitales, pueden recolectarse de manera sencilla y su tratamiento y presentación posterior tampoco presenta demasiados problemas.

Parecía claro que, por tanto, tenía que acabar apareciendo un conjunto de herramientas que nos permitiera conocer casi en tiempo real el funcionamiento de las estructuras que entre todos hemos acordado que nos gobiernen. Porque, al fin y al cabo, ¿quién vigila al vigilante?

El mundo empresarial ha estado muy atento a los resultados obtenidos tras esta reunión, ya que la presencia de la informatización en el comercio, si bien ha favorecido el desarrollo de un gran número de facilidades en el manejo, control y aparición de nuevas operaciones de negocio, también ha dado lugar a que existan mayores riesgos de ataques externos a la empresa, como los efectuados por hackers en los equipos informáticos y redes de comunicación de las organizaciones. De la misma forma, cabe destacar que algo tan simple como un apagón puede ser un evento drástico para una empresa poco preparada y que le lleve hasta el cierre de la compañía, por lo que éstas deben prepararse a conciencia con el fin de evitar que errores informáticos, ataques o cualquier otra desgracia pueda impedir el desarrollo correcto del comercio.

Así, tras esta reunión ha quedado claro que las empresas se encuentra cada vez más protegida a efectos de seguridad informática, ya sea a nivel de software como en el hardware utilizado y el cuidado en el acceso a uno y otro por motivos de preservar la ingente cantidad de información que se maneja a diario por empresas de todo el mundo.

Si en épocas pasadas el espionaje industrial se realizaba a través de espías físicos que se infiltraban o robaban de forma directa la información que buscaban, hoy en día estas operaciones se realizan de una manera mucho más rápida y sencilla, así como también de forma muy encubierta. Por ello, la seguridad resulta absolutamente necesaria. La presencia de los hackers es algo que se debe asumir y luchar para que no se acceda de forma ilícita a la información de las empresas, por lo que los empresarios se conciencian cada vez más de la necesidad de contar con sistemas de seguridad, copias de la información, vigilancia especializada, etc.

Lejos queda el día en que exista la certeza de una absoluta protección, y quizás ni siquiera llegue a ocurrir, pero lo que sí queda claro es que hoy por hoy, resulta más complejo acceder a la información protegida por los métodos tecnológicos ideados para este fin, lo que ofrece esperanza para la tranquilidad de los datos controlados por las empresas de todo el mundo.

A la hora de afrontar un negocio, una de las prácticas habituales es pedir el consejo de amigos, familiares o colegas del sector de mercado, y todo a fin de conocer la opinión variada de cómo desenvolverse en este universo. Así pues, lo mejor para aprender a superar los posibles obstáculos o eventualidades que pudieran darse lugar en cualquier proceso de trabajo, iniciativa, proyecto o idea de negocio es la experiencia de alguien que ya haya pasado por esa experiencia. Pero como en la innovación y la creatividad, lo primordial es que sea un concepto innovador y no realizado antes, esta tarea de saber qué pasará resulta mucho más dificultosa de lo que puede parecer a priori.

Hay que tener en cuenta que, si ese emprendedor no dispone de los contactos adecuados, puede que esa información sea insuficiente, dando lugar a un conocimiento escaso de lo que se va a encontrar en esa nueva aventura empresarial. Una buena forma de orientar el negocio es a través de lo que se conoce como “Buenas Prácticas”.

Las “buenas prácticas se refieren al conjunto de orientaciones, experiencias, consejos y reglas que se ponen al servicio de las instituciones y empresas con el objeto de llevar a cabo una planificación, diseño, desarrollo y ejecución que aseguren una mejor consecución de los procesos de trabajo, así como una eficiencia mucho más cuidada y rentable. Este concepto se puede ver como una forma de aportar ese porcentaje de competitividad, lo que sería de gran ayuda para mejorar algunos aspectos comerciales, técnicos, de gestión o económicos de la empresa.

Esta aplicación del conocimiento disponible para la utilización de herramientas y recursos a favor de la empresa se establece en forma de viabilidad económica y estabilidad social, así como asegurando un futuro empresarial positivo. Así, se corrigen los aspectos externos de los procesos de producción, así como la implicación directa e indirecta con los agentes endógenos y externos y que afectan a la viabilidad de un negocio en todos sus aspectos.

De hecho, esta actividad es totalmente válida para establecer nuevos métodos de realizar las actividades. Resulta muy interesante tener en cuenta estas premisas a fin de esclarecer todas aquellas dudas que puedan surgir en cualquier organización, por lo que cada una de estas organizaciones debería tener sus propias buenas prácticas, ya que cada caso es totalmente diferente a los demás y no se puede generalizar en este sentido.



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